Oh, Tánatos maldito
de cuyas manos
acaba la esperanza
¡Vete, vete!
Aléjate de esta casa
Aleja tu manto negro
como noche desdichada;
aleja tus albas manos
que congelan
hasta el alma,
aleja todo tu ser
que en esta casa
hay esperanza.
Oh triste hombre
toma tus grebas y capa
tu hoplón y espada
y lucha fieramente
pues las moiras
tu combate
observan atentamente
para el hilo de la vida cortar.
Oh, Tánatos maldito,
aleja tus blancas manos,
tu frío aliento
de este cuerpo
¡Lucha, lucha pobre hombre!
¡Lucha, lucha sin descansar!
Mas aún si quiero,
aún si deseo,
sé que no ganará;
pues ¿quién le gana a Tánatos,
quién gana al corte del hilo mortal?
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