Días pobres de pastos verdes,
llenos de inocencia pueril
de cielo azul y soldados verdes
jugando una guerra imaginaria
en un monte de mi infancia
que jamás volverá.
De leche fresca y aguas heladas
de grandes viajes y amigos irreales
de queso dulce y sabores de antaño
de fresca brisa y aroma a pasto
de gente ida sin ser recordada
de dulces momentos que no volverán.