Amarillo que la paz vivías sin saber,
¡claro que tenías problemas! ¡¿Quién no los tiene?!
Tú querías cambiar, querías mejorar,
muchos te admiraron por eso,
algunos te despreciaron por eso,
y unos cuantos te dijeron que tuvieras cuidado
¡pero te dio la rebeldía!
¡Nada de cobardía dijiste!
Y te lanzaste a la aventura
¡Si tan solo hubieras pensando un momento!
¡Juventud descarriada!
Ahora estás así, herido, magullado,
con tu frente apuntado al suelo,
pero aún no de rodillas, aún no.
Depende de ti, Amarillo, el hacerlo o no;
solo tú puedes decidir tú destino,
solo tú.