¿Dragón escondido?, era un nombre perfecto para mi maestro, un genio entre genios ocultos como una mera carpa y ahora un magnifico dragón. Me sentí halagado por permitirme conocer su nombre. Quise darle el mío, pero me di cuenta que ese nombre que tanta gloria me había dado con anterioridad, ya no significaba nada para mí. «Maestro Long, deseo un nombre nuevo pues ahora soy una persona nueva. Desearía que usted me diera uno».
«Tuviste varios nombres, todos altivos, que mostraban tus cualidades. Ahora no eres ninguno de esos, eres un inmortal que desafía a los cielos y para eso necesitas un nombre que vaya acorde con eso. Mostrará tu verdadero poder y hará temblar a quién lo escuche, pues solo tú tendrás ese poderoso nombre. Te llamarás Meiyou Mingzi».
Me sorprendió ese nombre y le pedí una explicación. «Maestro, ¿desea burlarse de mí? ¿Por qué desea que me llame de esa manera? ¿Está diciendo acaso que no merezco un nombre?» «Al contrario —me respondió— tu Dao hace que ningún nombre sea digno de ti, por eso ahora serás conocido como Sin Nombre».
Me incliné ante él como agradecimiento y empecé a repetir el nombre que me había dado. Me hizo sentir diferente, más poderoso de lo que jamás había sido, pero también algo más, que seguro mi maestro sabía pero quería que descubriera, me hizo sentir más humilde. Por siempre sería Meiyou Mingzi el inmortal sin un nombre del cual jactarse.
¡Y los cielos jamás se olvidarían de eso!