Y ciegos son los que se creen dioses
muy sentados en olímpicos tronos,
contando grandes y múltiples bonos,
creyendo que alzar la espada nunca oses.
Mas errados están los falsos dioses,
esos que se creen grandes patronos,
pues viles acciones causan enconos,
que hace al pueblo gritar a grandes voces:
¡A los falsos dioses, a derrocar!
Y por temor, los falsos han sangrado
al Pueblo que desean dominar.
¡Más el Pueblo, aun herido, ya está hastiado
de aquellos que lo quieren maniatar!
Por eso la cerviz ha levantado.
¡Y los falsos dioses han de temblar!